«La vida no vale más que en cuanto el amor y
sus sacrificios inherentes la fecundan y la ennoblecen»
J.B.Plaza
Era el año 1933 cuando la madre del compositor venezolano Juan Bautista Plaza falleció después de una penosa enfermedad. El músico la atendía y cuidaba, mientras realizaba sus múltiples labores profesionales. Habían sido casi dos años de sufrimiento viendo a su madre padecer. En palabras de su esposa, Nolita Plaza: «…La tensión nerviosa de todo ese tiempo es algo dificil de imaginar. Juan quedó destrozado física y moralmente. En ese estado de ánimo, el día 17 de agosto del mismo año comenzó a componer la Misa de requiem, la que terminó el 20 de septiembre».
Y el mismo compositor, en una carta a uno de sus hermanos escribe: «Saber que he de seguir viviendo así, sin poder hacer nada por ella (no me refiero desde luego a lo espiritual ultraterreno, que de eso sobra ahora quien se ocupe), me es durísimo, pues me doy cuenta de que ese afán de atenderla, de vigilarla, de cuidarla, se había constituido, inconscientemente, en mi más pura razón de vivir…»
Refleja este Requiem ese dolor por la profunda pérdida. En él se siente su resignación, pero también la esperanza, la aceptación de la paz y del descanso final, que es por otra parte, final del dolor. Compuesta para coro de hombres y orquesta, también el compositor hizo una reducción para acompañar con órgano. Se estrenó en la Iglesia de San Francisco el 28 de Junio de 1934, siendo dirigida por el propio autor y cantada por la Tribuna de la Catedral de Caracas, interpretándose luego del estreno en un sinnúmero de ocasiones durante aquella época. La Misa de Requiem fue, durante su vida, una obra muy querida y apreciada por el compositor y es una obra maestra de la música sacra venezolana.
El 2 de Enero de 1965 se llevó a cabo la interpretación parcial de la Misa de Requiem, por la Tribuna de la Catedral, acompañada por el armonium en la casa El Plazolar y dirigida por Evencio Castellanos, como homenaje musical para el descanso eterno del insigne compositor y figura fundamental de la educación musical en nuestro país: Juan Bautista Plaza.
Estos apuntes que comparto con ustedes son producto de la lectura del libro «Juan Bautista Plaza una vida por la música y porVenezuela,» de Miguel Castillo Didier, que he retomado a propósito del montaje que se realiza en estos días de esta magnífica obra, gracias al empeño de Vladimir Prado, excelente músico, gran amigo y compañero, radicado en Viena hace ya tiempo, y en el que he tenido el privilegio de participar en la preparación del coro, integrado por las voces oscuras de la Schola Cantorum de Venezuela y del Coro Sinfónico de FESNOJIV. El sábado 19 de junio se realizará este concierto.
Nota: La imagen al inicio de la entrada ha sido tomada de la página web de la Fundación Juan Bautista Plaza.